No controlas la política, pero sí el tipo de político que eres |
Por Isaac Dominici
La política nos rodea, nos afecta y, nos guste o no, forma parte de nuestra vida cotidiana. Sin embargo, muchas veces sentimos que es un mundo lejano, manejado por figuras inalcanzables que toman decisiones sin tomarnos en cuenta.
Es fácil caer en la frustración y pensar que no hay nada que podamos hacer para cambiar las cosas. Pero hay algo que sí está en nuestras manos: decidir qué tipo de político queremos ser. Y no, no me refiero solo a quienes ocupan cargos públicos, sino a la forma en que cada uno de nosotros se involucra, habla, escucha y actúa en su entorno. Porque, en el fondo, todos somos políticos cuando tomamos una postura, cuando defendemos nuestras ideas y, sobre todo, cuando decidimos con qué valores queremos participar en el mundo.
Esto no es una invitación al egoísmo ni a usar la política como una herramienta para beneficio propio. Es un llamado a la reflexión y a la autocrítica. Ser crítico no significa únicamente señalar lo que está mal en los demás, sino también cuestionarnos a nosotros mismos. ¿Nuestras ideas realmente nos representan o solo las seguimos por inercia? ¿Nuestros valores nos hacen crecer o nos estancan? La clave no es simplemente adoptar una ideología o repetir discursos, sino construir principios que nos hagan sentir auténticos y nos ayuden a ser una mejor versión de nosotros mismos. La política no debería ser solo una lucha de poder o de intereses personales; debería ser un espacio para crecer, para aprender y para contribuir con algo positivo.
Al final del día, la política no es algo ajeno a nosotros. Está en la forma en que nos comunicamos, en cómo tratamos a quienes piensan diferente, en la manera en que decidimos involucrarnos en nuestra comunidad. No podemos controlar todo lo que sucede en la esfera política, pero sí podemos elegir cómo queremos participar en ella.
No importa si es desde un cargo público, en una organización social o simplemente en nuestras conversaciones diarias: cada acción construye un impacto. Y quizás, si cada uno empieza por preguntarse qué tipo de político quiere ser, logremos cambiar la política desde dentro, con conciencia, con honestidad y con la firme intención de hacer las cosas mejor.