En poco menos de un año República Dominicana contará con una guía del buen comer avalada por uno de los proyectos gastronómicos más respetados de España: Macarfi.
Su fundador, Manuel Carreras, visitó nuestro país, de la mano de la Academia Dominicana de Gastronomía, para una primera toma de contacto y lo que ha visitado, degustado y vivido ha sido más que satisfactorio.
Carreras, junto a Luis Ros, conversaron para Diario Libre sobre cómo va a funcionar, cuándo estará lista y cómo impulsará a la República Dominicana como destino gastronómico.
La Guía Macarfi es una de las más reputadas en el mundo de la gastronomía, para los que no la conocen puede decirnos qué la distingue y cómo funciona?
Manuel: Bueno, te puedo decir que soy el fundador de esta historia, y yo de gastronomía lo único que sé es comer. No soy ningún técnico especialista en nada.
Toda mi carrera se ha desarrollado en el mundo financiero, y lo que ocurre es que en el mundo financiero se acaba siempre en una mesa de restaurante negociando, cerrando y abriendo, y te acostumbras al mundo de la restauración, a las guías.
Y una época en que yo viajaba a los Estados Unidos, me enamoré de una guía, llamada Zagat, que es un modelo para mí súper democrático, te escanea perfectamente lo que te vas a encontrar, y siempre pensé por qué no existía en España un modelo Zagat.
Así que, en el 2015, cuando ya había vendido en mi negocio financiero y estaba fuera del mercado, quise probar como hobby si era capaz de lanzar una guía modelo Zagat en Barcelona, de donde yo soy, y así empezamos.
Me acuerdo que lanzamos mil mails a mil personas, que yo sabía que les gustaba comer o tenían comer que fuera, les preparamos una pequeña aplicación y les pedimos que durante los siguientes nueve meses nos enviasen críticas de lo que iban a recibir.
Les preparamos todo un sistema retributivo: si se enviaban cinco críticas, les regalábamos una botella de cava, si enviaban diez una botella de champagne, etc, y al cabo de nueve meses teníamos seis mil críticas de restaurantes de Barcelona.
Y nosotros nos dedicábamos era a recoger esas críticas comunes de cada restaurante y trasladar a cien palabras lo que la gente nos había explicado, trasladar exactamente el sentimiento de esas siete o ocho críticas de un restaurant concreto. Y como habían puntuado comida, decoración y servicio, salía un promedio y de ahí un ranking.
Así empezó la guía Macarfi, que yo definiría como una guía muy democrática, porque se alimenta de la opinión de gente corriente con sensibilidad gastronómica y sentido común. Esto para nosotros es muy importante.
No hay ningún crítico especialista dentro de la gente que alimenta la guía. Pero, además, es muy transversal, porque para nosotros es tan importante un tres estrellas de la Guía Michelin, como un plato de lentejas maravilloso en un sencillo bar de un barrio.
Para que se hagan una idea, en Barcelona nosotros estamos opinando sobre 1,100 restaurantes, con lo cual ahí cabe de todo, desde un frankfurt a un restaurante de lujo, pero también bares, hostales, casas de comida… todo lo que tenga algo interesante.
Este modelo empezó en Barcelona