—¿Sigue siendo la prensa el Cuarto Poder?
¡Sí! Hoy es más que el Cuarto Poder.
Más que una entrevista, esta es una conversación con Alicia Ortega en la que se hablará de política, elecciones, periodismo, la entrevista a Diandino Peña, el caso Medusa, vivencias… y flanes. Mucho más risueña en las distancias cortas que en la pantalla, Ortega mantiene sin embargo cierto misterio. Es obvio que le gusta más preguntar que responder. Es periodista.
—Año de elecciones, ¿cómo lo lleva?
Estoy cansada. Los años de elecciones son muy fuertes para mí. Me empiezo a preparar con el equipo un año antes y si no lo hago con tanto tiempo ya siento que estoy atrasada. Una cobertura electoral nos supone más de 20 horas al aire donde no nos sentamos a improvisar, a hablar. Hay que prepararse sobre los candidatos, conocerlos. Preparar gráficas interactivas, imágenes de archivo, muchos en vivo, voy con ellos en la caravana… es mucho trabajo.
—¿Cómo ha cambiado su trabajo con la incorporación de otras plataformas?
Todos tenemos más trabajo con las redes, con los canales digitales. Siento que caemos atrás a las redes como si todo el mundo se hubiera convertido en periodista. Pero siento que al final, es más información que la que necesitamos y es agobiante porque hay que planificar las historias propias y también trabajar las que se desarrollan. Salen muchas informaciones por las redes que hay que distribuir y de forma diferente porque cada red tiene sus particularidades.
—¿Son las redes solo un canal de distribución?
No, no. Son un medio diferente que no se debe confundir con un noticiero. Quizás lo que es importante para las redes no lo es para el noticiero. Muchas veces uno se nutre de ahí y de ellas puede salir una buena historia, pero son “animales“ diferentes y hay que conocerlos.
—La cantidad de premios que ha recibido en su carrera es increíble. Desde Emmys por trabajos de investigación en Estados Unidos a nombramientos de Hija adoptiva de pueblos…
Ser reconocida es gratificante. Por ejemplo, no me imaginaba que iba a ser posible recibir un Gran Soberano y que además era tan importante para el país. Como soy cara de un noticiero siempre me reconocen y cuando llegaba a los lugares me decían “la gran soberana’’. Son distinciones que jamás me hubiese imaginado recibir. Lo que reconforta es ser reconocida por algún reportaje o trabajo que ha tenido importancia para una comunidad o que ha servido realmente para una causa justa.
—¿Cuál es la diferencia entre trabajar aquí y en los Estados Unidos?
Lo que pasa es que allá hay más profesionalización. En un canal de tv. los camarógrafos muchas veces son universitarios, los coordinadores también… Hay un nivel de preparación universitaria que aquí no hay. Allá, la universidad dirigida al periodismo