Hace poco menos de un mes y medio que tuve a bien escribir en mi página de Facebook unos comentarios acerca de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos y debido al giro que muchos de los que producían sus pareceres le quisieron dar a lo que estaban leyendo, decidí quitar lo escrito.
Sin embargo, en razón de que la existencia de pueblos o naciones totalmente independientes en esta etapa de la humanidad, ha sido suplantado por la coexistencia planetaria, prevaleciendo la codependencia o la interdependencia de los pueblos, está claro que unas elecciones en el país centro de la primera potencia mundial hegemónica, los Estados Unidos de Norteamérica, nos tiene que interesar a todos los habitantes del planeta, especialmente en países como el nuestro donde el más mínimo movimiento negativo en la economía de ese gran país, puede provocar un tsunami entre nosotros.
A pesar de esto, el mundo actual, dominado por el desarrollo indetenible de las nuevas tecnologías, las cuales siguen dando la extremaunción a la era industrial como se conoció hasta la década de los 90 y finales del siglo XX, se encuentra en una especie de encrucijada, con fenómenos altamente inexplicables, como por ejemplo: La falta de comunicación cara a cara; el aumento en los números de suicidios en países sumamente desarrollados; la irrupción de masivas huidas de ciudadanos y ciudadanas en el mundo oriental o de Europa; o las propuestas de poner muros a fronteras entre pueblos, en vez de establecer controles teledirigidos, entre otros fenómenos.
En esas circunstancias asistimos a informaciones sobre las dos candidaturas a la presidencia en los Estados Unidos, donde el multimillonario Donald Trump es el candidato del Partido Republicano y la señora Hillary Clinton es la candidata del Partido Demócrata.
Por ser inevitable para que quienes disfrutamos de los acontecimientos mundiales, he estado observando el devenir y desarrollo de esas elecciones, en las que por primera vez, durante la era democrática norteamericana, una mujer se coloca como puntera en las encuestas para ganar la presidencia del país.
¿Es posible romper con el evidente control del machismo en ese gran país? ¿Darán pasos los votantes norteamericanos a esta eventual victoria de Hilary?
Evidentemente que como dicen algunos de los jugadores de dominós de mi entorno, cualquier vaticinio hecho puede ser fácil, porque solo son dos candidatos. E igual que en todo juego: Si no pierdo, gano.
Sin entrar mucho en esa parte todavía, las rarezas del panorama en los Estados Unidos de Norteamérica, son las que me han llevado a titular este artículo con este nombre: LA TERCERMUNDIALIZACIÓN DE LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES EN LOS ESTADOS UNIDOS: DEL CAOS, LA INCERTIDUMBRE AL ORDEN.
¿Por qué tercermundialización en el país cabeza del primer mundo desarrollado?
Para apoyar el contenido y el entendimiento de la palabra fundamental del artículo, he elaborado premisas, todas comprobables en el actual esquema de las elecciones de USA.
Dentro de esas premisas, destacamos las siguientes:
- Los líos producidos dentro de las convenciones de los dos grandes partidos norteamericanos. Una clara tercermundialización.
- Las divisiones de los dirigentes, seguidores y del votante común, con militancias reconocidas dentro de los dos partidos.
- Desobediencias públicas, manifiestas y dadas a conocer en ambos partidos, respecto de sus candidatos.
- La recurrencia a insultos no solo de parte de los candidatos, sino de la gente común. Nunca antes se ha estado presagiando un caos en unas elecciones presidenciales de USA como se observa en la actualidad.
- Descalificaciones altisonantes provenientes de quienes dominan los poderes fácticos, con énfasis en el cuarto poder: Los medios de comunicación.
- Uso abusivo de la geopolítica como base de las campañas, lo que puede dejar una estela peligrosa para el mundo. Nos referimos a declaraciones destempladas de ambos candidatos involucrando a potencias como Rusia en sus asuntos internos, lo cual afecta la estabilidad del mundo, y podría desencadenar peores respuestas después del 4 de noviembre de este año.
- El uso de campaña sucia, unida a campaña negativa, poniendo sobre las paredes a ambos candidatos, lo que, sea cual sea el ganador, podría acceder a la jefatura de la primera potencia mundial con una imagen de ilegitimidad preocupante.
- El cuestionamiento de los resultados presidenciales sin haberse echado el primer voto en las urnas, lo que equivale al tema presente en todos los países del tercer y segundo mundo conocido como ¨fraude¨. Aunque en algún momento de la historia, se ha escrito sobre este tema en los Estados Unidos, ahora el tema entra a los debates, creando confusiones anticipadas, quedando en evidencia de que Norteamérica parece haberse contagiado en nuestros países, a los que sus intelectuales han ubicado en el segundo o tercer mundo.
- El radicalismo de los candidatos, donde las propuestas han sido sustituidas por el uso de insultos y las descalificaciones, lo cual arrecia las divisiones de los votantes norteamericanos.
- Introducción del racismo, la discriminación y la xenofobia como armas de propagandas, trayendo elementos peligrosos para una nación que en los últimos dos períodos de gobiernos, dirigidos magistralmente por el actual presidente Barack Obama, sentó cátedras de perdón, cambio de rumbos y tolerancia de la única raza que existe: La raza humana, siendo los colores resultados de los medios ambientes; las mutaciones genéticas o epigenéticas o el poder de los pensamientos, sentimientos o acciones de las anteriores generaciones de seres humanos inteligentes.
- Las filtraciones de informaciones tendentes a perjudicar a los dos candidatos, usadas como bases para descalificar el contrario.
- El deterioro evidente e innegable de relevos gerenciales en los liderazgos de ambos partidos, lo cual ha permitido, en un mismo período unir dos fenómenos anómalos: Un candidato sin militancia ejercida escogido dentro del partido republicano y una candidata sin gran popularidad, aunque de fuerte arraigo partido partidario, escogida por el partido demócrata.
La última premisa de este artículo se desprende de lo anterior. Esta consiste en:
La contienda actual se libra entre dos candidatos que no han generado popularidad, es decir, llanamente son impopulares, un fenómeno que es difícil encontrar en períodos electorales de cualquier país.
Antes de poder entrar en la parte final de este escrito, obvio es decir que el señor Donald Trump no es un improvisado en los temas concernientes a su país, debido a que mucho antes de ahora, escribió en sus libros lo que consideraba era el camino equivocado escogido por su país.
Del otro lado, está la Hilary Clinton, quien tiene amplias experiencias de gobierno, por haber estado al lado de uno de los mejores presidentes del siglo XX de los Estados Unidos, el afamado Bill Clinton, un hombre que ocupó el sillón de la casa blanca durante dos períodos y fue capaz de sobrevivir a las peores tempestades.
Parecidas situaciones le han tocado al presidente Obama, en estos 8 años que cumple en noviembre. Y esta es otra de las premisas que tiene en su contra la candidata Hilary, puesto que se trata de mantener en el poder por tres períodos consecutivos al mismo partido.
En esas extrañezas de la política en Norteamérica se está desarrollando la actual campaña electoral, en las que existen temas verdaderamente nuevos, con los cuales estamos asistiendo a la tercermundialización de esas elecciones.
¿A quién se le podía ocurrir hablar de fraude anticipadamente en unas elecciones de USA? ¿Quién antes había empezado a descalificar a los árbitros de las elecciones, sin producirse las mismas? ¿No se parece eso a lo que vivimos recientemente los dominicanos y a lo que viven la mayoría de los países de los denominados terceros mundos?
Sin ser un pitonista, ni nada que se parezca, si el señor Trump sigue su alocada forma de conducirse, no hay dudas de que la señora Hilary Clinton ganaría esas elecciones.
Sin embargo, sin usar la regla de que si no pierdo gano, el hecho de que un hombre como Trump haya sido capaz de irrumpir en los escenarios del partido republicano; arrasar con todos los precandidatos, pasando a liderar los resultados de las primeras encuestas, nos dicen a los estamos viendo el panorama desde afuera, qué algo sucede en esa sociedad, asediada por distintos y variopintos ataques de violencias o de sueños truncados de sus gentes.
En ese panorama nada es seguro. Por lo que Donald Trump podría emerger de entre las amarguras o los desencantos acumulados por los grandes sectores de los Estados Unidos, como la persona que puede producir el más grande espanto mundial, siendo elegido como presidente de la primera potencia del mundo.
Esta aparente nefasta posibilidad para el mundo, es lo que sirve de epígrafe final de este artículo: DEL CAOS, LA INCERTIDUMBRE AL ORDEN.
Habiendo leído o estudiado la historia de ese gran país, podemos asegurar que la situación actual dentro de ellos puede quedar definida con esas palabras, caos, incertidumbre y orden.
Es probable que las campañas de ambos candidatos sigan dentro de ese esquema de caos e incertidumbre.
Finalmente, para quienes tienen mentalidades fatalistas, o quieren alinearse con los que viven pronosticando el fin del mundo, usurpando el trono de Dios, debo decir que cualquiera que sea el ganador en los Estados Unidos, la humanidad seguirá sus agitados cursos, porque la paz mundial o el sosiego de los pueblos vendrá cuando cada uno de sus integrantes, uno a uno; una a una, seamos capaces de enfocar nuestras acciones individuales o colectivas hacia el bien común o el bienestar de los pueblos, asumiendo los caminos del bien hacer.
Caos, incertidumbres y orden, son estaciones de la Madre Naturaleza que reproducimos los seres humanos en el quehacer cotidiano.
